Sería lógico recomendar uno de sus enormes vinos blancos, o incluso el malvasía dulce, de auténtica clase mundial. Pero como eso de la lógica en este blog es algo relativo, nos vamos a decantar por un tinto, el Negramoll 2014.
Negramoll es una variedad autóctona de las islas, para los que no la conozcan podríamos decir que anda en la linea de una pinot noir, aunque valiendo el símil nos estemos equivocando. Es lo mismo, pero también es otra cosa.
Es un vino en esa linea de vinos de capa media-baja, con una frutalidad exhuberante y un carácter floral que destaca sobre todo el paisaje. Es un vino sensual, meloso, seductor... pero a la vez es crudo, es tierra y es volcán. En una niña muy hermosa, inocente, pero con las rodillas llenas de sangre por culpa del malpaís.
Dejando la poesía atrás... ¡está bueno que te cagas!. Y va mejorando mucho desde la cata anterior (el año pasado. Su precio ronda los 15€. (Nota: Cuando lean este tipo comentarios háganme el favor de mirar la fecha de publicación y no me vengan con rollos dentro de dos años.)
Con Portishead me pasa algo parecido. Podríamos decir que es trip hop, pero encasillarlos ahí no sería honesto. Su música es delicada y llena de crudeza, como los vinos de Victoria Torres Pecis, sumidos en una bruma de misterio y onirismo que haría las delicias de David Lynch.
Si te gusta la pinot noir deberías probar la negramoll. Si te gusta Massive Attack deberías escuchar a Portishead. Si te gusta este artículo deberías probar a compartirlo. ¡Salud!
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